¿Para qué sirven los sueños? Teorías psicobiológicas
Las sucesivas oleadas del cristianismo, la especialización de la física, el cartesianismo y el laicismo han relegado a los sueños a ser contemplados como simples desechos de un pasado mágico. Desde Aristóteles (384-322 a.C.) hasta Gregorio de Nisa (335-395 d.C.), a lo largo de la historia, filósofos, científicos y pensadores han adjudicado a los sueños funciones psicobiológicas que no han podido ser demostradas completamente. Sin embargo, todas esas teorías no sirven para interpretar el significado de cada sueño en particular.
He aquí algunas teorías actuales que tratan de explicar para qué sirven los sueños:
a) Adaptación para la supervivencia. La activación de las funciones cerebrales durante la fase REM explicaría que el sueño funcione como una especie de campo de pruebas del instinto que preparan al animal para la huida o para el enfrentamiento con el enemigo. En el caso del ser humano, esta función sería un residuo que permanece tras millones de años de evolución.
b) Maduración cerebral. En los primeros años de vida de un ser humano, el bebé pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, y de ese tiempo, más de la mitad, transcurre en fase REM. De ahí que durante su primera niñez, sirvan como estímulo interno. El neurobiólogo Michel Jouvet habla en términos de refuerzo para la programación genética.
c) Consolidación de la memoria. Durante el sueño, tendría lugar una limpieza de conexiones neuronales inútiles para poder almacenar con mayor eficacia la información verdaderamente útil.
d) Síntesis de contenidos. Según Allan Hobson, el cerebro tendería a dotar de sentido y coherencia a las señales de origen interno de la misma forma que lo hace con los estímulos externos. Según su teoría de la «activación-síntesis», el cerebro trata de encontrar un argumento verosímil a las señales sensorio-motrices que nacen de la psique cuando, tal como ocurre durante el sueño, la consciencia pierde el contacto con la realidad exterior.
e) Resolución de problemas. En un estudio de la Universidad de Harvard de 2010, la psicóloga Deirdre Barret sostiene que el sueño constituye otra forma de pensamiento, distinta a la de la vigilia. Al igual que el pensamiento, que es caótico y caprichoso, los sueños son en la mayor parte de los casos estímulos visuales cuya naturaleza suele ser ilógica. Así, el pensamiento no se detiene cuando nos vamos a dormir, de manera que, aun en sueños, continuamos pensando en la forma de resolver nuestros problemas rutinarios, y los sueños, en muchas ocasiones, nos ofrecerían la clave para salir de una situación conflictiva. Como dice el refrán, «consultándolo con la almohada». Según Barret, un mecanismo como los sueños, sin una aparente ventaja competitiva, es improbable que se hubiera conservado tras millones de años de evolución.
Imagen de portada: ‘Soñadoras’, de Albert Joseph Moore (1882).