¿Para qué sirven los sueños lúcidos? Diferencias y peligros

La principal función de la lucidez onírica es influir sobre nuestros propios sueños mientras éstos se producen. Si bien la interpretación de los sueños persigue traer a la consciencia los materiales del subconsciente, la lucidez onírica trata de actuar sobre el propio sueño, hablando en su mismo lenguaje en el terreno inconsciente.

Esta capacidad tiene varias aplicaciones:

Terapia contra las pesadillas. El autocontrol es la forma de lucidez más sencilla que podemos llevar a cabo. Es posible utilizar la lucidez para combatir las pesadillas. Si la terapia psicológica no puede eliminarlas trayendo el traslado del conflicto de la psique a la consciencia, podemos influir sobre el conflicto a un nivel inconsciente. Es decir, dentro de la pesadilla. Evitar la confrontación no resuelve nada: la pesadilla se reproducirá una y otra vez. Es necesario enfrentarse a los miedos. Si adquirimos consciencia dentro de una pesadilla, el soñador deberá continuar el camino marcado por el sueño, reconociendo que nada puede hacerle daño. Sólo así el monstruo se desvanecerá para siempre.

Creatividad. Una de las funciones del sueño es, precisamente, la resolución de problemas. Mediante la lucidez onírica, es posible orientar los sueños en ese sentido para conseguir nuestros objetivos en la vida real ensayando conductas mientras dormimos, como una especie de campo de pruebas virtual. Además, los sueños lúcidos fomentan la inspiración artística, la superación de problemas de índole sexual, la aceptación del duelo por la muerte de un ser querido, entre otras cosas.

Recreación lúdica. Soñar lúcidamente es divertido. En los sueños lúcidos podemos desarrollar todos nuestros deseos y fantasías. Volar es la práctica onírica más sugestiva, la que prefiere todo el mundo por encima de las demás. También el sexo y todas sus posibilidades. Hay quienes se inclinan por el crecimiento espiritual y los estados superiores de consciencia. Para mucha gente, su primer sueño lúcido es quizá una de las experiencias más fascinantes de su vida por la libertad sin límites que se siente.

Principales diferencias entre sueños lúcidos y sueños comunes

Aparte de las diferencias ya mencionadas, existen otras diferencias de índole fenomenológica:

        · Los sueños lúcidos suelen tener menos personajes.
        · En los sueños lúcidos aparecen menos situaciones vinculadas con recuerdos, es decir, la memoria y la temporalidad prácticamente desaparecen.
        · En los sueños lúcidos, su culminación es positiva en la mayor parte de los casos.

¿Están los sueños lúcidos al alcance de todo el mundo?

Cualquier persona capaz de recordar sus sueños es proclive a experimentar la lucidez onírica, aunque no se han establecido tipos de personalidad ni otros factores individuales que permitan prescribir si alguien puede ser un buen soñador lúcido. La memoria de los sueños, sin embargo, ha demostrado ser una componente clave.

No obstante, el recuerdo de los sueños puede ejercitarse con facilidad, y de ahí a poder inducirnos sueños lúcidos hay apenas un paso.

¿Hay peligro en los sueños lúcidos?

En términos generales, la lucidez adquirida durante un sueño es una experiencia satisfactoria. Incluso si ésta se produce durante una pesadilla, hay una probabilidad alta de que se resuelva de manera favorable. No ha de confundirse la lucidez en una pesadilla con la denominada «parálisis del sueño», un trastorno del sueño en el que el individuo, momentos antes de despertar completamente, se siente paralizado, aunque ya consciente, debido a la atonía muscular propia del sueño, lo que genera desasosiego y pánico en el sujeto.

Hay quien teme que la lucidez le cree adicción, que le provoque algún trastorno psicológico, que pierda la noción de la realidad o que caiga en un estado de sopor del que no sea capaz de regresar, como se sugiere en películas como Inception (Origen), de Christopher Nolan, cuyas premisas no obedecen a la ciencia ficción, sino a la fantasía. En este sentido, no hay nada que temer, ya que la fisiología del cerebro reinicia su actividad cada 90 minutos aproximadamente con un nuevo período de la misma duración, de manera que no es posible que todo el sueño transcurra en fase REM, que es la etapa en que producen los sueños lúcidos.

Imagen de portada: ‘Sueño’, de Mihály Zichy (1875).

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