Método para interpretar sueños: polisemia y compensación

Es necesario ser crítico con cualquier interpretación. Cualquier aproximación es sólo una hipótesis. Descifrar un sueño aislado sólo estimulará nuestra fantasía, poco más. La interpretación de los sueños sólo alcanza algo de certeza cuando se estudia una serie de sueños, ya que al hacerlo de esta manera, los sueños posteriores corregirán o confirmarán las conjeturas previas. Jung fue el primero en analizar largas series de sueños. Su punto de partida fue el supuesto de que los sueños son una especie de monólogo inconsciente, aunque su sucesión cronológica puede ser incoherente. Comprobó que un sueño no tiene por qué ser consecuencia del anterior, y éste, a su vez, del previo, sino que la estructura onírica se dispone de manera radial alrededor de un «punto central de significación».

En el momento en que este centro de significación se determina y se eleva a la consciencia, deja de actuar y los sueños a partir de entonces surgen desde otro punto central en sucesivas repeticiones. Por esta razón es necesario que el soñador lleve un diario en el que consigne tanto sus sueños como sus interpretaciones. Al terapeuta se le presuponen empatía psicológica, capacidad de combinación, intuición y conocimiento del ser humano y de la realidad para dirigir la interpretación del paciente. Así, ayudado por el terapeuta, logrará una continuidad onírica y se relacionará con su subconsciente con mayor fluidez con el fin de descifrar conscientemente sus sueños y asimilarlos.

Los sueños son polisémicos

Los sueños son ambiguos y subjetivos, es decir, adquieren su verdadero significado en función del soñador. Su única fuente es interna. De ahí que utilizar diccionarios de símbolos oníricos estaría en contra de una interpretación válida, y en caso de utilizarlos, debería hacerse desde una perspectiva crítica y sus conclusiones estar sujetas a constante revisión.

Para descifrar los sueños de una persona de manera eficaz y exacta, el intérprete debe conocer las circunstancias vitales y la psicología consciente del soñador, además de poseer las herramientas necesarias para la amplificación (ampliación y concentración de una imagen onírica mediante asociaciones orientadas y con paralelos de la historia simbólica y del pensamiento con el fin de aclarar su sentido).

Únicamente tras haber recogido con cuidado el contexto del sueño se procederá a su desciframiento. Es importante tener en cuenta la reacción del soñador a la hora de dar por buena una interpretación, ya que el inconsciente actúa la mayoría de las veces de improviso, a contrapelo. Una solución excesivamente satisfactoria para el soñador tiene el peligro de haber acariciado sólo la superficie del problema, ya que los sueños cuyo sentido coincida con la actitud de la consciencia son muy raros.

Excepcionalmente, un sueño único puede describir por completo una situación psíquica. Como mucho, a modo de termómetro, apuntará hacia un aspecto del problema. La serie de sueños reemplaza al sueño único en el cual Freud, apoyado en la «asociación libre», basa su análisis. De este modo, Jung utiliza la «asociación dirigida», que no sólo evidencia la trama oculta del inconsciente, sino que también estimula su manifestación continuada.

Interpretación subjetiva y objetiva de los sueños

En función de la identificación que adjudiquemos a los elementos del sueño −sujeto y objeto−, llevaremos a cabo un análisis subjetivo o un análisis objetivo:

Análisis subjetivo. Interpreta las figuras y acontecimientos oníricos simbólicamente, como imágenes de los factores psíquicos internos y situaciones del que sueña. Los personajes del sueño encarnan tendencias o funciones psíquicas del soñador, y la situación mostrada en el sueño expresa su actitud respecto de sí mismo y la realidad psíquica en cuestión.

Análisis objetivo. En este caso, las figuras oníricas hay que entenderlas como tales, concretamente, no simbólicamente. Éstas representan la actitud del que sueña respecto de los hechos externos o de las personas con las que mantiene relación. Así, las figuras del sueño desvelan qué aspecto tiene algo desde un ángulo en el que no habíamos reparado. Cuando aparecen en un sueño personas con las que se tiene una relación estrecha (familiares y amigos), lo normal es interpretarlo desde el punto de vista objetivo, aunque no conviene dejar del todo de lado el análisis subjetivo.

Los sueños son compensatorios

La regla fundamental de la conducta psíquica es la compensación. Una actitud consciente unilateral suscitará sueños que incidan en el aspecto contrario para compensar el desequilibrio. Se trata de una autorregulación psicológica del individuo, de ahí que el conocimiento de la psicología del soñador por parte del intérprete sea esencial.

Aparte de su actividad compensadora, los sueños también pueden cumplir funciones reductivas (prospectivas), ya sea en forma compensadora negativa o positiva.

Función reductiva compensadora negativa. Estos sueños reducen al sujeto a sus instintos fisiológicos, históricos y filogenéticos. Freud estudió en profundidad este aspecto del subconsciente.

Función reductiva compensadora positiva. Estos sueños proporcionan una dirección «mejorada», que permite a la consciencia valorar su situación y seguir un camino equilibrado.

Tanto la forma compensadora negativa como la positiva pueden ser provechosas en la medida en que las elevemos a la consciencia. La función reductiva, al contrario que la compensatoria, es una anticipación, que surge en el subconsciente, de rendimientos conscientes en el futuro, como un entrenamiento previo. Razón de más para no interpretar los sueños en términos causalistas, tal como ya se ha dicho.

En definitiva, los sueños muestran los síntomas de un problema. Señalan al intérprete la senda a seguir para llegar al fondo de la cuestión.

Imagen de portada: ‘José interpreta el sueño del faraón’, de Reginald Arthur (1894).

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